El editor silencioso: cuando Google decide qué noticias debes leer
El panorama periodístico está sufriendo un varapalo por un ente invisible pero muy poderoso: un algoritmo.
En la era digital actual, el consumo de noticias, artículos, reportajes, entrevistas… ha sido remodelado dramáticamente por la tecnología, concretamente por el algoritmo de Google, emergiendo como una fuerza dominante que determina las noticias que llegan a nuestras pantallas; una modificación que está teniendo ya en nuestros días profundas implicaciones para el periodismo, el flujo de información y la naturaleza misma del discurso público.
El periodismo de antes
Históricamente, las noticias eran seleccionadas por editores y periodistas, quienes tomaban decisiones -sin entrar en el acierto o el desacierto de las mismas- sobre qué historias cubrir y cómo destacarlas. Estas decisiones siempre han estado guiadas en el pasado reciente por estándares editoriales, interés periodístico y, a menudo, un sentido de servicio público. De hecho, lo habitual siempre había sido que los lectores recurriesen a sus periódicos o canales de noticias de confianza para mantenerse informados sobre el mundo, sabiendo que periodistas profesionales estaban al mando de lo que se decidía mostrar al mundo.
Sin embargo, con la llegada de Internet y el auge de los motores de búsqueda y las redes sociales, esta tónica de trabajo se ha visto alterada dramáticamente. Hemos visto, con el éxito aplastante de las redes sociales, cómo hemos pasado de publicar contenido profundo, con calidad y más esporádico, a ver cómo se publica con mas frecuencia pero disminuyendo en calidad, sobre todo en cuanto a redes sociales se refiere. Pero es un fenómeno que ha afectado a todo aquel que se gana la vida creando contenidos en la red.
Y es que la función de control de los medios tradicionales se ha visto alterada. Google, en particular, se ha convertido en una puerta principal a la información, y su algoritmo desempeña un papel fundamental a la hora de decidir qué noticias son accesibles y visibles para el resto de mortales humanos. Ahora el algoritmo es quien decide qué es tendencia y se ajusta a un formato determinado.
Bajo el yugo algorítmico
Se trata de un sistema complejo que escanea, indexa y clasifica noticias de diversas fuentes en función de una multitud de factores, incluida la relevancia, la actualidad, la ubicación y las preferencias del usuario.
Los criterios de priorización del algoritmo no están del todo claros, lo que lleva a un escenario en el que el periodismo es, en cierto sentido, «secuestrado» por el algoritmo. Los medios de comunicación acaban decantándose por titulares que provocan clics o generan clics en vez de inclinarse por palabras y textos que se supone deben provocar una reacción en el lector.
Los medios de comunicación se encuentran actualmente optimizando el contenido para la visibilidad en los motores de búsqueda, a veces a expensas de temas en profundidad o periodismo de investigación. Hasta incluso de interés periodístico. La presión por obtener una clasificación alta en los resultados de búsqueda de Google puede llevar a centrarse en historias que tienen más probabilidades de generar esos ansiados clics y participación en lugar de aquellas que son necesariamente de importancia pública y con un carácter divulgativo neto.
Los boletines o newsletters, publicaciones de blogs y artículos online están perdiendo importancia a medida que se ajustan a las demandas de una máquina de contenido impulsada más por algoritmos e ingresos que por servir al lector o al cliente. Incluso el emergente ecosistema de los podcasts está siguiendo la trayectoria ya conocida de mayor producción y disminución de la calidad.
Consecuencias
Esta curación algorítmica tiene varias consecuencias. En primer lugar, puede crear cámaras de resonancia donde los usuarios reciben continuamente noticias que se alinean con sus creencias e intereses existentes, reforzando lo que conocemos como sesgo de confirmación y potencialmente limitando la exposición a una amplia gama de perspectivas. En segundo lugar, puede disminuir la visibilidad de noticias importantes pero menos sensacionalistas, ya que es posible que no generen el mismo nivel de tráfico de búsqueda o interés inmediato.
Además, el énfasis del algoritmo en los temas de actualidad y el potencial viral puede conducir a una homogeneización del panorama noticioso, donde múltiples medios persiguen el mismo puñado de historias, a menudo con ángulos similares. Te habrás dado cuenta que la misma noticia sale una y otra vez con distintas palabras en multitud de medios. No es al azar: se trata del precio de estar bajo el yugo algorítimico. Si no encajas perfectamente con los deseos del algoritmo, estás fuera.
En esencia, cuando el algoritmo de Google se convierte en el principal curador de noticias, la misión periodística de informar al público corre el riesgo de ser anulada por los imperativos de la tecnología y las fuerzas del mercado. ¿Qué ha pasado con el criterio editorial?
¿Cómo solucionar este entuerto periodístico? Medios de comunicación y empresas tecnológicas deberían colaborar para encontrar un equilibrio que respete los principios del periodismo y al mismo tiempo aproveche las ventajas de la distribución algorítmica. Un mundo saludable depende de ciudadanos bien informados, y tanto poder dado a un algoritmo resta valor al periodismo como acceso público a noticias de alta calidad.
Referencias:
The Tyranny of Content Algorithms. Om Malik https://om.co/
Gorwa, R., Binns, R., & Katzenbach, C. (2020). Algorithmic content moderation: Technical and political challenges in the automation of platform governance. Big Data & Society, 7. https://doi.org/10.1177/2053951719897945.
Dörr, K., & Hollnbuchner, K. (2017). Ethical Challenges of Algorithmic Journalism. Digital Journalism, 5, 404 – 419. https://doi.org/10.1080/21670811.2016.1167612.