Un «punto de inflexión» dramático: por qué la selva amazónica puede convertirse en sabana
Tres cuartas partes de la Amazonia muestran una disminución de la resiliencia frente a las sequías. En cuestión de décadas, su transformación, incluso de hasta la mitad de su superficie, a sabana podría ser una realidad
La selva amazónica es la selva tropical más grande del mundo. Existe desde hace más de 50 millones de años. Cubre más de 6,7 millones de kilómetros cuadrados de superficie en el norte de América del Sur, principalmente en Brasil, pero es tan extensa que derrama sus bosques también en Perú, Colombia y otros seis países.
Es un lugar indómito que, desde hace décadas, está siendo amenazado por concesiones mineras (de cobre, hierro u oro) y contratos para la extracción de petróleo y gas, el aumento de represas hidroeléctricas, la construcción de carreteras, la expansión de la agricultura intensiva, la deforestación y los cambios en la legislación en torno a las áreas protegidas, según informa WWF.
Nos acercamos a un umbral peligroso
Esta exuberante jungla, en peligro, es también la región con mayor biodiversidad de la Tierra: hay plantas, árboles y animales de todos los tipos y tamaños y muchos aún por descubrir. Sin ir más lejos, en 2021 se descubrió una nueva especie de mono tití (bautizada como Mico schneideri) o varias especies de ranas, incluyendo una que vive bajo tierra (del género Synapturanus). Todos ellos amenazados de extinción por el aumento exponencial, sobre todo, de las tasas de deforestación en los últimos años.
No es solo un problema de Brasil, donde los niveles de deforestación están alcanzando cifras alarmantes que se superan cada mes y año que pasa. Es más grave aún. La selva tropical se está acercando rápidamente a un punto de inflexión en el que los árboles podrían perecer en masa, según las conclusiones de un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
El equipo del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter utilizó indicadores de estabilidad que ya se habían aplicado previamente a la capa de hielo de Groenlandia. El análisis de los datos satelitales, que representan la biomasa y el verdor del bosque, reveló una desaceleración crítica. Ya se ha perdido alrededor de una quinta parte de la selva tropical, en comparación con los niveles preindustriales, y más del 75% del bosque muestra signos de pérdida de resiliencia.
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